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Número 208: enero-febrero 2015

Viticultura
Influencia del Millerandage en la maduración y en la vinificación

Autores: Julián Suberviola (*), Mari Carmen Jimeno (*), Carlos Izuriaga (**), Laura Aguirre (**), Natalia Jauregui (**), Agurtzane Abascal (***), Ana Sagüés (****), Oihane Delgado (*****), Sandra Jiménez Alonso(*****),Carmen Ancín (*****). *Sección de Fomento Vinícola. Gobierno de Navarra-INTIA. **Sección de Fomento Vinícola. Gobierno de Navarra.***Negociado de Laboratorio Enológico. Gobierno de Navarra. ****Negociado de Viticultura. Gobierno de Navarra-INTIA. ***** Universidad Pública de Navarra

El millerandage es una mala fecundación o “cuajado” que padece el racimo de la vid en la floración. Este fenómeno es debido frecuentemente a la fecundación imperfecta de los óvulos, que genera flores no fecundadas o con una fecundación incompleta, donde los racimos siguen su desarrollo pero presentando bayas sin semillas, con una marcada diferencia en el tamaño. Este proceso determina la generación de racimos no deseados, caracterizados principalmente por una gran disparidad en el desarrollo de las bayas (las más pequeñas suelen ser más azucaradas y menos ácidas).

Hay que tener en cuenta, además, el complejo proceso de competencia entre los frutos generados, determinando cuáles de ellos completarán un normal desarrollo en la planta hasta el final de la temporada.

Además del tamaño de los frutos afectados el color de esas pequeñas bayas en el momento de vendimia puede generar dos tipos de millerandage: a) uno donde las bayas pequeñas permanecen de color verde hasta el final, cuya estructura parece fijada a la condición de bayas recién cuajadas y b) el caso en que las bayas pequeñas logran madurar normalmente, pero con una acumulación paulatina de almidón en la pulpa.

Si bien se puede pensar que estas bayas pequeñas de color negro no provocan graves problemas productivos, hay un efecto claro sobre la estimación de cosecha, ya que se plantea que si para obtener 100 gramos de bayas se necesitan 50 bayas normales (13 mm), este número se eleva a 1000 bayas cuando el diámetro solo logra alcanzar los 5 mm.

En la vid el número final de bayas cuajadas es altamente dependiente de la variedad, lo que supone una condición genética específica para cada una de ellas y de reacción a las condiciones del medio.
Para un buen cuajado se requiere que el grano de polen que llegue al estigma emita el tubo polínico que penetra por el estilo hasta llegar al óvulo y se produzca la fecundación. Este proceso que parece muy sencillo se ve afectado por diferentes variables, tales como la humedad ambiental, la presencia de lluvia y la temperatura.

Es importante una adecuada humedad ambiental para que se produzca la hidratación del grano de polen; sin embargo, el exceso de agua libre, como la lluvia, afecta negativamente a este proceso ya que podría diluir el líquido estigmático (fuente nutritiva para el tubo polínico) o provocar la aglomeración de los granos de polen. Finalmente, la temperatura jugaría un papel fundamental en la tasa de crecimiento del tubo polínico, ya que a 15°C se podría tardar una semana en llegar al óvulo y solamente unas horas a 27°C.

La mayoría de los supuestos negativos, alta humedad, baja temperatura, etc, se han dado simultáneamente en el año 2013 en la localidad donde se ubica la parcela en estudio, en Olite.

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