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Número 217: julio-agosto 2016

Experimentación
Girasol forrajero. Momento óptimo de corte para su conservación mediante ensilado

Autores: Jesús Mª Mangado Urdániz. INTIA

 

El girasol es una planta anual procedente de Norteamérica que se ha extendido por todo el mundo. En nuestras latitudes es un cultivo de verano y se utiliza, fundamentalmente, para la producción de aceite obtenido por el prensado de las semillas (pipas) o utilizando disolventes. Tras estos procesos queda un residuo (torta), con contenido alto en proteína, que se utiliza en alimentación animal.
Al ser una planta que desarrolla una gran cantidad de biomasa es razonable plantear su utilización para la producción de forraje y conservación mediante ensilado.
Comparado con el maíz para forraje, el girasol es una planta de ciclo más corto, lo que le otorga mayor flexibilidad para su encaje en rotación con un cultivo de invierno. Dispone de una potente raíz pivotante que explora el perfil del suelo a una mayor profundidad, haciéndolo menos exigente que el maíz en cuanto a necesidades de fertilidad del suelo y tolerando una moderada falta de humedad a lo largo de su ciclo vegetativo.
Frente al maíz puede ser una alternativa forrajera razonable, a pesar de su menor rendimiento y valor nutritivo, en situaciones de escasez de precipitaciones en verano, suelos con baja capacidad de retención de agua, integral térmica corta o siembras tardías.
En este artículo se presentan los resultados obtenidos y se da una serie de consejos a agricultores y ganaderos para obtener un buen equilibrio entre la cantidad de forraje obtenido y la calidad de la masa ensilada.

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