El olivo es un cultivo tradicional en Navarra cuya presencia se remonta cientos de años. A mediados del siglo XX se produjo un descenso paulatino de la superficie de olivo cultivada que duró hasta los años 90, época en la que empezó a cobrar interés otra vez para los agricultores por razones tales como su valor medio ambiental y cultural, así como la revalorización del aceite como producto indispensable en la dieta mediterránea.
Los trabajos realizados por INTIA a partir del año 1994 dejaron claro que la variedad Arróniz cultivada en la Comunidad Foral era una variedad autóctona distinta a todas las registradas en el Ministerio de Agricultura, por lo que se solicitó y consiguió la inscripción de la misma en este departamento.
INTIA realizó entre 1995 y 1998 una selección clonal sobre la variedad Arróniz para más tarde desarrollar un ensayo cuyo objetivo era suministrar material vegetal en las mejores condiciones a los agricultores y viveristas interesados en realizar nuevas plantaciones de olivo. Entre los años 2006 y 2014 se ha realizado un amplio conjunto de controles tanto de productividad como de calidad de los frutos cosechados cuyos resultados se exponen en este artículo.