El tomate (Solanum lycopersicum L.) adquirió gran importancia económica mundial a partir del siglo XIX hasta llegar a ser hoy, junto con la patata, la hortaliza más difundida y predominante del mundo.
Según la FAO, en el mundo se producen unos 180 millones de toneladas de tomate, de las que aproximadamente un 20% se destinan a diferentes procesos de transformación industrial. En concreto, en 2018 la producción mundial fue de 182,26 millones de toneladas, 34,80 destinados a industria. En la campaña 2019 fueron 37,379 millones de toneladas, un 7,4% más que en 2018.
España es el segundo país productor de Europa y el cuarto a nivel mundial, lo que explica su importancia agroeconómica.
El cultivo de tomate ha ido evolucionando a lo largo del tiempo con la obtención de nuevas variedades comerciales, la introducción de diferentes técnicas de cultivo y con las preferencias de los consumidores. Actualmente, el consumidor demanda productos de calidad, con buen sabor y un alto valor nutritivo o funcional; y la contribución a la dieta del tomate, tanto en fresco como procesado, es fundamental al ser una importante fuente de compuestos bioactivos beneficiosos para la salud humana.
La experimentación que realiza INTIA en tomate para transformación industrial tiene como objetivo ayudar a las personas productoras a innovar para mejorar su producción y adaptarse a las nuevas demandas de consumo. Con este fin, en la campaña 2019 se han ensayado un total de 54 variedades para distintos usos cuyos resultados se detallan en este artículo.
También se ofrece un balance general de la última campaña que en general ha sido más calurosa, con grandes amplitudes térmicas y lluvias irregulares, lo que ha incidido de forma desigual en la producción según las zonas.
Para terminar, en este artículo INTIA da la lista de variedades más recomendadas para la campaña 2020.
