La colza constituye una alternativa interesante al cereal principalmente en la Baja Montaña. En Navarra, la introducción de este cultivo en la rotación responde a diferentes factores como la diversificación de picos de trabajo, sobre todo en el momento de la siembra.
Siendo una planta dicotiledónea, permite limpiar las parcelas problemáticas de malas hierbas monocotiledóneas ya que así se pueden utilizar otros grupos químicos y combatir de manera más eficaz las hierbas adventicias que han generados resistencia a los grupos químicos más utilizados en cereal. Además, gracias a la raíz pivotante que posee, explora horizontes del suelo más profundos que el cereal por lo que extrae los nutrientes de zonas en los que el trigo o la cebada no pueden acceder, y también mejora la estructura del suelo.
La introducción de colza en la rotación con cereal ayuda también al control de plagas y enfermedades agrícolas importantes en Navarra. Rompe el ciclo de algunos hongos que causan enfermedades como helmintosporiosis, rincosporiosis, septoriosis o mal de pie, así como el de algunas plagas como el Zabrus tenebrioides.
Como dato reseñable, en ensayos de rotación a largo plazo realizados por INTIA se ha visto que el trigo tras colza como precedente puede llegar a producir un 10% - 15% más, también notándose en el segundo cereal de la rotación.
La superficie sembrada de colza en Navarra comenzó a incrementarse hace 10 años y en los últimos 5 se ha estabilizado en unas 6.000 ha siendo este un año excepcional de casi 7.400 ha, probablemente a causa de unas buenas expectativas en el precio de mercado.
En este artículo se ofrecen los resultados obtenidos por INTIA en la experimentación de la campaña 2020-2021. Hay que resaltar la colaboración del personal técnico asesor, compañeros/as de INTIA, y agradecer a las cooperativas socias por la recopilación de información necesaria para completar este artículo, así como a las personas arrendadoras de las parcelas de ensayo.
