Tradicionalmente la eficiencia de cualquier proceso productivo se medía por su resultado económico, siendo una estrategia para lograrla el disminuir el coste de producción. La sociedad actual demanda ampliar los criterios de eficiencia al campo ambiental, considerando tanto los costes energéticos de esos procesos como las emisiones de gases de efecto invernadero imputables a los productos resultantes, la llamada “huella de carbono”.
En este marco, el Instituto Navarro de Infraestructuras y Tecnologías Agroalimentarias (INTIA) ha estudiado los costes económicos, energéticos y la huella de carbono que supone la producción de dos cultivos forrajeros muy extendidos: la pradera plurianual y el maíz forrajero, conservados mediante ensilado bajo dos técnicas diferentes, en silo zanja y rotopacas. Este trabajo se ha centrado en las condiciones agroclimáticas del área atlántica de Navarra y es razonablemente extensible a la cornisa cantábrica.