esta campaña empezó con gran incertidumbre para el agricultor, pues era el primer año que el tomate de industria no recibía ayudas directamente. A esto se suma la situación de la industria, quien marca los precios, que se encuentra con un exceso de producto elaborado en la campaña 2010, al procesar más tomate que el previsto dada la buena producción durante ese año, y una baja demanda por parte del mercado.
Estos dos factores se han visto reflejados en la superficie de cultivo en 2011, que ha sufrido un considerable retroceso con respecto al año anterior. Extremadura, con aproximadamente 19.000 hectáreas, es la principal zona de cultivo, seguida por el Valle del Ebro con 2.500 hectáreas. La producción nacional estimada para esta campaña se sitúa en unas 1.900.000 toneladas.