por segundo año consecutivo, la campaña cerealista ha sido mejor en las zonas tradicionalmente áridas del centro y sur de Navarra que en el norte. Las lluvias abundantes del otoño e invierno favorecieron a esas comarcas secas y en cambio provocaron problemas de siembra en los secanos húmedos del norte. A esto siguió una primavera excesivamente seca y calurosa.
El otoño lluvioso comenzó por crear dificultades importantes en la siembra, provocando retrasos significativos que producirían pérdidas de cosecha. Incluso hubo parcelas que se quedaron sin sembrar, alrededor de un 4% de la superficie total prevista (8.000 hectáreas menos que en el 2003). Las zonas más afectadas han sido Tierra Estella y la Ribera del Aragón.
Al igual que en la cosecha del 2003, se han obtenido mejores resultados en cebada y avena que en trigo blando. Las cosechas de cebada han sido en general buenas, sobre todo en los secanos de la mitad sur de Navarra, y se ha obtenido un 28% de incremento de rendimiento sobre la media histórica.