La elección de la variedad a sembrar debe hacerse con criterios de productividad, adaptación ambiental y posibilidades de comercialización.
Cada comarca, época de siembra, tipo de suelo, cultivo precedente, etc, presenta unas variedades más adaptadas que otras. Un buen conocimiento de las variedades puede garantizarnos con mayor probabilidad el éxito del cultivo. Además, la distinta calidad tecnológica de las variedades hace que puedan destinarse a unos u otros mercados, con precios diferentes y por tanto mayores rentas para el agricultor. Un buen trigo de fuerza, por ejemplo, puede valorarse en el mercado harinero hasta un 30% más en precio que un trigo para alimentación animal. En el caso de las cebadas, si el destino es la maltería las partidas pueden revalorizarse hasta un 10-20%.
Por otra parte la elección de la variedad va a condicionar el resto de técnicas de cultivo a utilizar posteriormente: la época de siembra y dosis de semilla, el tipo de herbicida que tolera, su sensibilidad a enfermedades y los consecuentes tratamientos fungicidas necesarios, el manejo de la fertilización para aumentar o reducir la tasa de proteína, etc. Conscientes de la importancia de todo este conjunto de factores el ITG Agrícola realiza cada campaña distintos ensayos en microparcelas encaminados a conocer bien las características de las nuevas variedades que van apareciendo en el mercado.