Las malas hierbas compiten con el cultivo por el espacio, la luz, el agua, el aire y los nutrientes. Se puede considerar que el potencial de producción de biomasa total de una parcela es constante por lo que la presencia de malas hierbas significa una reducción de la producción del cultivo. Para el control de malas hierbas es necesario un tratamiento integral del suelo a lo largo del tiempo. Es necesario realizar una programación de los cultivos que se van a suceder en un determinado espacio a lo largo de los años, tratando de no repetir las mismas prácticas culturales en las mismas épocas del año. Con una sucesión de cultivos apropiada se puede favorecer la nascencia de las malas hierbas en épocas que no haya cultivo y eliminarlas con labores mecánicas.
En este artículo analizamos las medidas posibles para limitar el problema de malas hierbas mediante estas labores.