Quizás sea ésta una pregunta que, a lo largo de los últimos años, se hayan hecho algunos cultivadores de espárrago “de toda la vida”, y que sin duda en los comienzos del cultivo utilizaron la variedad/ecotipo llamada “Blanco de Navarra”. Ellos fueron conocedores de sus apreciables características tales como su yema cerrada, tolerancia a enfermedades, rusticidad, longevidad, etc, pero también soportaron otros aspectos menos adecuados de la propia variedad como eran la falta de precocidad y, sobre todo, calibre medio.
Los tiempos cambian, evolucionan. Como consecuencia de la introducción de nuevas variedades en el mercado, fueron pocos los estamentos o agricultores que se preocuparon por el mantenimiento y la selección de la variedad autóctona, ya que la posible calidad que pudiera ofrecer no se encontraba compensada económicamente.