En Navarra el 96% de las gallinas ponedoras se alojan en sistemas intensivos en jaulas. Uno de los principales retos de este tipo de explotaciones es conseguir una gestión adecuada de la gallinaza. En general, estas explotaciones se caracterizan por producir una elevada cantidad de estiércol que, por diversos motivos (sanitarios fundamentalmente) no se almacena en la explotación. De las aproximadamente 50.000 toneladas de gallinaza producidas anualmente en Navarra, en torno al 83% se maneja de forma húmeda (sin tratar) y en su mayor parte, aproximadamente un 56%, es gestionada por agricultores alejados de la explotación, siendo almacenada en las parcelas hasta que pueda ser repartida en abonados de fondo en las épocas adecuadas para cada cultivo, mayoritariamente cultivos de verano en regadío (maíz y hortícolas).
El aprovechamiento como fertilizante orgánico es la gestión más habitual y aconsejable de este material, sin embargo el manejo en fresco basado en amontonamientos temporales, puede conllevar una serie de problemas (elevados costes de transporte a parcela, lixiviados, emisiones, malos olores, dificultad de aplicación en campo…). Para minimizarlos, se plantean dos posibles alternativas de manejo previo a la aplicación, el secado y el compostaje. En este artículo se presentan los estudios que INTIA está llevando a cabo de estas dos técnicas.