En Navarra existen 925 hectáreas dedicadas al cultivo de la pera, según el último inventario realizado por el Departamento de Desarrollo Rural del Gobierno de Navarra en 2005. De esta superficie un alto porcentaje está ocupado por la variedad Conferencia. Además, desde 2005 hasta hoy, esta especie ha sido la más plantada por los fruticultores navarros, por lo que sin duda estaremos actualmente por encima de las 1.000 ha de cultivo. Se trata pues del frutal de regadío que mayor superficie ocupa en nuestra Comunidad.
Es comentario popular que las peras cultivadas en el Valle del Ebro a su paso por Navarra, tienen unas características organolépticas superiores a las de otras zonas de cultivo. Este carácter es como consecuencia de las condiciones edafoclimáticas que se dan en las terrazas bajas próximas al río Ebro, con temperaturas máximas inferiores a otras zonas de cultivo.
Por otro lado tradicionalmente el cultivo del peral, en cuanto a sus aspectos productivos, se ha caracterizado por plantaciones con una lenta entrada en producción y, en muchos casos, por no alcanzar rendimientos óptimos.
Teniendo en cuenta estas premisas y en un contexto económico cada vez más competitivo, y por otro lado cambiante, resulta determinante, en la rentabilidad del cultivo, el sistema de formación elegido al inicio de la plantación, siendo fundamental reducir, en lo posible, el tiempo de recuperación de las inversiones realizadas acortando el periodo improductivo de las plantaciones.
Con este objetivo, INTIA se planteó realizar un ensayo con diferentes sistemas de intensificación de la plantación y diferentes tipos de poda. En este artículo se presentan los resultados obtenidos al 7º año de cultivo.