En la actualidad la ganadería tradicional de ovino de carne trabaja completamente disociada de la labor agrícola. Se encuentra en una situación en la que agricultura mira para un lado y esta actividad ganadera para otro. A causa de ello, la cantidad y calidad de alimento que se obtienen de los residuos de cosechas van disminuyendo paulatinamente y además, en muchas ocasiones, no se pueden aprovechar en el momento adecuado por diferentes motivos (laboreos tempranos, quema de rastrojeras, repoblación forestal de cerros, etc ...).Se da la paradoja de que los rebaños aumentan de tamaño para rentabilizar la mano de obra, pero la comida que ofertan las corralizas, como se ha dicho antes, se mantiene constante o disminuye cada año. Más del 90% de las ganaderías utilizan corralizas y sólo un número pequeño de explotaciones no dependen de ellas para alimentar a todo o parte del rebaño.Existen algunas explotaciones que no aprovechan corraliza porque han optado por un sistema que integra la ganadería ovina dentro de la actividad cerealista, estableciendo una explotación mixta. En este artículo se hace un estudio y una valoración de los resultados obtenidos por las granjas que han optado por este sistema en el que la actividad agrícola y ganadera se complementan.