La elección de la variedad a sembrar debe hacerse con criterios de productividad, adaptación ambiental y posibilidades de comercialización. Existen unas variedades más adaptadas que otras a las parcelas de cultivo en función de su localización por comarca, el tipo de suelo, el cultivo precedente, etc. Un buen conocimiento de las variedades y una elección adecuada puede garantizarnos con mayor probabilidad su éxito. Además, la distinta calidad tecnológica de las variedades hace que puedan destinarse a unos u otros mercados, con precios diferentes y por tanto mayores rentas. Un buen trigo de fuerza, por ejemplo, puede valorarse en el mercado harinero hasta un 30% más alto en precio que un trigo apto para pienso.