El reparto de purines en parcelas como fertilizante de origen orgánico es la técnica más extendida en la gestión de los mismos. La existencia de amplias superficies de cultivos en el entorno de las explotaciones ganaderas de la mayor parte de Navarra hace que, además, sea la técnica más viable desde el punto de vista económico y de gestión del residuo.
Bien empleado, el purín va a ahorrar una cantidad muy importante de abonos químicos al conjunto de la agricultura navarra, contribuyendo además a una mejora en la fertilidad de las tierras al proporcionarles materia orgánica. No obstante, el reparto de este material está sometido a una serie de Buenas Prácticas encaminadas a reducir el riesgo de contaminación ambiental que se puede producir con una gestión inadecuada.
La contaminación ambiental que podemos producir puede afectar al suelo, al agua de ríos, estanques ó acuíferos y a la atmósfera. En otros artículos de Navarra Agraria hemos descrito las prácticas tendentes a utilizar el purín como un fertilizante, con las dosis y los momentos de reparto adecuados a las necesidades de los cultivos. En este número tratamos de completar la información con dos aspectos que adquieren cada vez mayor importancia:
En este artículo hablaremos de la contaminación atmosférica que producimos actualmente en el reparto de purines y de cómo reducirla para llegar a los límites tolerables establecidos.