La fuerte intensificación a la que se ven sometidas determinadas producciones animales con el objeto de satisfacer las necesidades del consumo actual ha generado una gran preocupación por el bienestar animal. Aunque todavía quedan por unificar muchos criterios para su evaluación, ya se vienen haciendo estudios con la finalidad de comprobar el grado de estrés o falta de confort en el organismo animal. Dicho estado, en ocasiones prepatológico, es el desencadenante de numerosos trastornos en la conducta y en la fisiología animal, lo que conlleva una acusada disminución de las producciones y, consecuentemente, una pérdida de rentabilidad.
El papel que juega el entorno que rodea al animal y, por tanto, el ambiente al cual se ve expuesto a lo largo de su vida, resulta tan importante que ha sido necesario un control de determinados factores claves, imprescindibles para un correcto desarrollo de sus funciones.
El control ambiental en las explotaciones ganaderas se considera como un elemento indicador de bienestar animal y, aunque la legislación todavía no marca recomendaciones específicas para cada especie al ser un tema novedoso, ya existen algunos estudios que reflejan las necesidades óptimas para cada animal.
El ITG Ganadero ha llevado a cabo un estudio de las condiciones ambientales sobre una muestra de 35 instalaciones ganaderas de Navarra, para evaluar su situación actual. Y la primera conclusión a la que se llega es que dichas instalaciones cumplen los requisitos exigidos en cuanto a iluminación, ventilación, emanación de gases y emisión de ruidos, que garantizan el bienestar animal. En lo referente a temperatura y humedad, las condiciones varían según la ubicación de las granjas y la temperatura exterior del momento en que se realizaron las mediciones. A partir de estos resultados se observa la necesidad de ampliar el estudio a otras granjas y épocas del año, para lograr una caracterización completa. .