En lo climatológico, las lluvias abundantes y lo temprano que se hicieron las siembras de cereales han marcado negativamente la evolución de esta campaña.
Los cultivos tuvieron un desarrollo espectacular durante el otoño, propiciado por la suave climatología, pero luego las heladas primaverales afectaron a algunas variedades con el espigado más adelantado. El exceso de humedad, durante el invierno y a comienzos de primavera, ha provocado encharcamientos y podredumbres que han mermado la producción final de casi todas las zonas, salvo en los secanos más áridos de la Ribera de Navarra.
La Campaña cerealista 2006-2007 ha supuesto pérdidas de producción del 17% y 22% respectivamente en trigo blando y cebada respecto a la campaña anterior. Tan sólo la Ribera ha aumentado su productividad respecto a años anteriores.
En el artículo se hace un balance de la evolución de la campaña en los cultivos extensivos.