En las explotaciones de invernaderos, la introducción de sistemas de calefacción basados en gasoil, supone un importante handicap a la viabilidad de los cultivos debido al continuo incremento de su precio.
Ante el ajuste de costes que se exige y la rentabilidad tan "apretada" de todo el sector, y dada la incertidumbre de precios de este combustible (ahí está la tendencia de precios que todos conocemos), esto no ayuda precisamente al invernaderista a lanzarse a esta piscina. Cosa que, por otro lado, haría que se entrase en otra dinámica de ciclos de producción, otros momentos de mercado o simplemente se incrementase la producción total alcanzada, así como su calidad.
Ante estas circunstancias, las calderas de biomasa despuntan como elementos de gran interés, ya que permitirían la utilización de combustibles de menor precio y de menor impacto ambiental.
En este artículo, sin pretensiones de ser muy ambiciosos, vamos a hacer una pequeña presentación del tema, que es ya una realidad muy interesante.
Haremos una descripción de los tipos de biomasa que existen y sus características, bien a riesgo de ser un poco farragoso. Finalmente veremos un ejemplo sobre un estudio real. En él, se valora económicamente lo que supondría la instalación de una caldera de biomasa en una explotación que ya cuenta con una calefacción de gasoil. El estudio se ha realizado en un invernadero de la Finca Experimental de Sartaguda y ha sido realizado por el CENER (Centro Nacional de Energías Renovables).