El ITG GANADERO ha formado parte de un Proyecto INIA de Investigación titulado “EVALUACIÓN DE LOS RECURSOS GENÉTICOS EQUINOS DE ACTITUD CÁRNICA EN PELIGRO DE EXTINCIÓN. CARACTERIZACIÓN, DESARROLLO DE ESTRATEGIAS QUE MINIMICEN EL PARENTESCO Y LA EROSIÓN GENÉTICA DISEÑO Y CREACIÓN DE UN BANCO DE GERMOPLASMA” que se ha venido desarrollando durante estos últimos años en varias regiones españolas y con diferentes razas equinas de aptitud cárnica. El objetivo principal de este trabajo era conocer la situación real de las razas equinas de producción cárnica en peligro de extinción.
Los resultados generales obtenidos en este Proyecto ya se publicaron en un número anterior de esta revista (número 172. Enero-febrero 2009), que puede consultarse libremente en nuestra web: www.navarraagraria.com.
El artículo: “Razas equinas en peligro de extinción en España” se localiza fácilmente tecleando la palabra deseada en el “buscador”. Por lo que, en esta segunda entrega, nos centraremos exclusivamente en la
caracterización morfológica de nuestras razas equinas de aptitud cárnica: la Jaca Navarra y el Burguete.
Además, el estudio ha permitido fijar una Metodología de valoración por puntos, uniforme para todos los calificadores de la raza.
Un lector profano en el tema se preguntará para qué sirven esas caracterizaciones. Pues bien, son las herramientas que utilizarán los jueces en las ferias ganaderas para determinar el valor de los animales que se presenten a concurso, así como para valorar a los machos y hembras más idóneos para ejercer de sementales y reproductoras en los rebaños, de cara a la conservación de la raza y la mejora genética. Para esto es importante que haya un sistema de valoración objetivo y reconocido por todos.
Por otra parte, la morfología de un animal está estrechamente relacionada con su aptitud y sus producciones. Ese estudio que se ha realizado a nivel nacional, pone de manifiesto que las dos razas caballares autóctonas de Navarra ofrecen una aptitud idónea para producir carne de potro de calidad. Así nuestros ganaderos pueden estar seguros de que ofertan un buen producto y además pueden demostrarlo con datos objetivos.
Finalmente la creación de un banco de germoplasma, que también está contemplado en este proyecto, contribuye a salvaguardar y defender la singularidad genética de esas razas para las generaciones futuras.