La campaña cerealista recién terminada pasará a la historia por sus numerosas peculiaridades climáticas.
Globalmente se ha caracterizado por tener unas temperaturas medias muy elevadas y con grandes oscilaciones en lo que se refiere a pluviometría.
Ha habido unas precipitaciones invernales muy cuantiosas, destacando febrero que en muchas zonas ha resultado el mes de febrero más lluvioso desde que existen registros. Como contraste, le ha seguido una primavera muy seca, especialmente en mayo, que se puntúa como el mes de mayo más seco desde que hay registros históricos en muchos lugares. Además de otros eventos puntuales como un golpe de calor fuerte y muy prematuro en la primera quincena de mayo, unas abundantes precipitaciones a mediados de junio, un inicio de campaña muy caluroso, etc…
Todo ello ha influido en los resultados finales, tanto en lo que se refiere a los rendimientos obtenidos por los agricultores en sus parcelas, como en el comportamiento productivo del diferente material vegetal probado este año en las demostraciones realizadas por INTIA.
Ha habido campos de pruebas en nueve localizaciones geográficas, distribuidas por las distintas zonas climáticas de Navarra donde se siembra este cultivo. Se han estudiado, en total, 20 variedades de cebada, 35 de trigo y 11 variedades de avena en condiciones de secano y 25 variedades de trigo en regadío.
En este artículo se analiza el comportamiento del nuevo material vegetal probado para llegar a una recomendación fiable y ofrecer las mejores variedades a los agricultores.