La producción agraria tiene que ser cada vez más competitiva y ello se consigue a través de aumentar las producciones, mejorar la calidad y reducir el coste de producción. Este proceso lleva a la especialización del agricultor en determinados cultivos. Se consigue reducir el coste de producción manejando grandes superficies y simplificando al máximo las técnicas de producción y todo esto lleva en muchos casos a los monocultivos. Sin embargo, desde el punto de vista medioambiental y agronómico la diversificación de cultivos es necesaria. Es importante rotar los cultivos de cereales con otras especies como las leguminosas y las oleaginosas, con cultivos de primavera como el girasol o incluso dejando los barbechos en las zonas más secas.
La PAC, siendo consciente de esta necesidad, ha implementado las llamadas medidas de “greening” o “reverdecimiento” en castellano, que buscan aumentar la presencia de cultivos alternativos a los cereales como los que acabamos de nombrar.
Cómo conseguir una rotación de cultivos extensivos más sostenible y rentable para el agricultor es el objeto de este artículo. Para ello ofrecemos orientaciones de cara a las próximas siembras de otoño.
