El tomate (Solanum lycopersicum L.) es el segundo cultivo hortícola más importante por volumen de producción en el ámbito mundial, superado solo por la patata. Se cultiva en casi todos los países del mundo y su contribución a la dieta es muy importante al ser una fuente de compuestos bioactivos, beneficiosos para la salud.
De acuerdo a la información suministrada por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la producción mundial de tomate (tomate de mesa y tomate de industria) ascendió a 170,75 millones de toneladas en 2014, un incremento de un 4,14% respecto a 2013. De este total, la producción de tomates destinada a procesado ascendió a 39,9 millones de toneladas ese año. Este volumen de industrialización, que se mantiene en los últimos años en torno al 25%, sitúa a este producto como la materia prima más importante de la industria de conservas hortícolas.
España se mantiene como cuarto país productor del mundo y el tomate constituye un sector estratégico, ya que es el cultivo con mayor superficie dentro del grupo de las hortalizas cultivadas. Durante la campaña 2016 la producción española ha sido de 2.950.000 toneladas.
En este artículo se analiza el desarrollo de la campaña 2016 así como los resultados de la experimentación realizada por INTIA con determinadas variedades con el fin de hacer recomendaciones para la campaña de 2017.