Desde que se empezó a cultivar arroz en Navarra, el control de las malas hierbas ha sido el principal problema a resolver y 35 años después, la situación no ha cambiado. El cultivo tiene un contexto difícil principalmente por la falta de rotación de cultivos, pero también por la falta de materias activas nuevas que permitan la alternancia de herbicidas y el control de poblaciones resistentes. La lucha química está muy limitada y se hace necesario un mayor esfuerzo en la lucha integrada para disminuir los bancos de semillas de las hierbas adventicias.