La salud de los animales y la salud de las personas no son ámbitos independientes, están vinculadas una a la otra y están condicionadas por las variables ambientales en las que se desarrollan las enfermedades. Por lo tanto, el Medio Ambiente tiene una influencia determinante en la aparición y diseminación de las enfermedades en personas y animales. Las personas y animales, tanto domésticos como silvestre compartimos el mismo ecosistema con los microorganismos; éstos en su mayoría son inocuos o incluso beneficiosos, pero algunos de ellos pueden causar enfermedades que en muchos casos son compartidas entre humanos y animales.
Es evidente que este concepto no es del todo nuevo: una de las funciones más importante de los veterinarios ha sido históricamente el control de zoonosis y trabajar por la inocuidad de los alimentos. Sin embargo, como concepto en el cual tiene que haber un enfoque multidisciplinar, en el que los profesionales de la salud pública, sanidad animal y medio ambiente deben trabajar juntos para afrontar los retos de salud se implanta a principios de la década de 2000. Organizaciones como la OMSA (Organización Mundial de Sanidad Animal), OMS (Organización Mundial de la Salud), o la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura) defienden la colaboración entre las distintas Administraciones y profesionales de distintos campos en la lucha contra las enfermedades.
