Los regadíos tradicionales navarros destacan por el alto grado de parcelación existente, gran número de propietarios, infraestructuras obsoletas y muchas veces insuficientes. Todo ello, unido al alto valor sentimental que dichas tierras representan para sus propietarios, ha impedido una modernización general de los mismos hasta fechas relativamente recientes.
La Ley Foral de Reforma de las Infraestructuras Agrícolas, de 1994, marcó las directrices para acometer la difícil tarea de modernizar dichos regadíos tradicionales y Riegos de Navarra S. A. fue la empresa pública encargada de llevarla a efecto.
El ejemplo de Caparroso puede servir de modelo para valorar las actuaciones llevadas a cabo estos últimos años y constatar si el esfuerzo realizado ha conseguido alcanzar las metas propuestas.
La mayoría de datos que aparecen en este trabajo son fruto de encuestas a los agricultores más representativos de la zona de Caparroso, por lo que dichas cifras no se podrán extrapolar para el resto de regadíos tradicionales de Navarra ni del resto de España. No obstante, sí que pueden dar una visión global de las consecuencias derivadas de la modernización de un regadío tradicional y su magnitud irá en función de la situación de la zona antes de efectuar la modernización de la misma.