El ITGA, en colaboración con la Universidad Pública de Navarra, ha llevado a cabo un ensayo de larga duración sobre Laboreo de conservación en secano que ha permitido obtener unos resultados muy interesantes sobre su efecto en los suelos y en la fauna que los habita: lombrices y microorganismos. Dicho ensayo se implantó en 1994 en Olite y cuenta ya con doce años de datos y con resultados contrastados. Se trata de una experimentación única en esta zona del valle del Ebro e importante por cuanto los efectos del trabajo agrícola sobre los ecosistemas se detectan verdaderamente al cabo de los años, puesto que son acumulativos.
En Olite se han analizado tres sistemas de Laboreo de Conservación: el No Laboreo (NL), el No Laboreo con quema de Rastrojos (NLQR) y el Laboreo Mínimo con arado chísel (LM) que se han comparado con el sistema tradicional de laboreo en profundidad con vertedera.
A la vista de los resultados se puede decir claramente que el Laboreo de Conservación mejora de forma sensible y mantiene la calidad de los suelos. Los campos donde se practican sistemas de no laboreo o laboreo mínimo presentan contenidos de materia orgánica y de nitrógeno más altos. Asimismo estos laboreos respetan en mayor medida a las poblaciones de lombrices, también llamadas el "arado natural", y permiten su desarrollo. La actividad de estos animales, como bien saben los buenos agricultores, resulta muy beneficiosa para la aireación y esponjosidad de los suelos.
Por tanto, los Laboreos de Conservación no sólo reducen costes económicos y de tiempo a los agricultores sino que también contribuyen a una mayor fertilidad y calidad de sus tierras, como veremos en este artículo
