En la antigüedad, el laboreo se hacía a escasa profundidad, de forma superficial.
Con la aparición de los tractores y, sobre todo, con su incremento de potencia, se fue pasando a laboreos más profundos hechos con vertedera y a realizar un mayor número de pasadas posteriores con otros aperos para desmenuzar la tierra y poder preparar mejor el lecho de siembra.
Posteriormente el coste creciente del combustible, la reducción de los precios de los productos agrarios, el mayor conocimiento sobre la Agricultura de Conservación y aspectos medioambientales, han ido llevando a una progresiva reducción de las labores, desde un objetivo de rentabilidad y respeto al medioambiente.
La importancia que tienen los laboreos es cada vez mayor por la necesidad de disminuir los costes de producción y buscar una mejora en la rentabilidad de las explotaciones agrícolas.
La introducción de nueva maquinaria para la realización de mejores técnicas de laboreo, mínimo laboreo y siembra directa, con rotaciones adecuadas de cultivos, puede ser la solución de viabilidad de gran parte de nuestras explotaciones.
A este respecto, la reducción del número de pasadas, el laboreo mínimo y el no laboreo de los suelos supone un gran ahorro de medios y de inputs de producción que repercutirá indudablemente en el beneficio económico de los agricultores.
En la actualidad los ensayos de laboreo del ITGA persiguen ese objetivo. Están situados en todas las zonas agroclimáticas de Navarra, analizándose en ellos los diferentes tipos de laboreo, con el manejo de residuos y rotaciones de cultivo. En este artículo se presentan los datos de producción y resultados económicos obtenidos en los diferentes años de ensayo.