La olivicultura actual de Navarra poco tiene que ver con la que existía en los años 90. El desarrollo de nuevos sistemas de cultivo, la mecanización de la recolección y la mejora de la elaboración de aceite debido a la instalación de nuevas almazaras y la mejora de las existentes, han permitido la obtención de aceites de alta calidad.
Cuando se planteaba la modernización de este cultivo, surgieron numerosos interrogantes sobre el grado de intensificación necesario, la densidad de plantaciones y los tipos de poda más adecuados para poder rentabilizar el olivar.
El primer objetivo que se marcó el ITG, en efecto, era rentabilizar el cultivo del olivo. Ello pasaba por la necesidad de mecanizar la recolección, para abaratar el coste de mano de obra (tan costoso en la cosecha manual) además de posibilitar una recolección rápida, transporte y molturación del fruto en condiciones óptimas, como bases fundamentales para la obtención de un aceite de alta calidad. La mecanización exigía una forma de conducción específica según el sistema elegido.
El ITG Agrícola puso en marcha un ensayo de olivo en el año 1995 en Tulebras para dar respuestas fiables a las preguntas de los agricultores.
En este artículo vamos a analizar los resultados de los 14 años de ensayo de Formas de Conducción en olivo en Tulebras.