Hay referencias al cultivo de la uva Garnacha Blanca en Navarra y La Rioja desde hace 150 años. Sin embargo, esta variedad tradicional experimentó un descenso a finales del siglo XX, desplazada por otras variedades viníferas que vinieron a sustituirla en el proceso de renovación del viñedo. Eso llevó, en el año 2008, a la Estación de Viticultura y Enología de Navarra (EVENA) a localizar y recopilar material vegetal de Garnacha Blanca existente en viñas de cierta edad de Garnacha Tinta con el fin de conservar la diversidad genética.
Ante la baja disponibilidad de material certificado y el interés creciente por esta variedad, EVENA inició un proceso de selección clonal a partir de ese material recopilado en viñedos viejos, con el objetivo de seleccionar y certificar aquellas accesiones que, manteniendo cierta diversidad entre ellas, contribuyan al objetivo de producir vinos de calidad diferenciada.
Así durante los años 2015 a 2017 se llevó a cabo un estudio sobre la variación en caracteres agronómicos, el origen genético y las consecuencias del cambio de color que ha demostrado que las variedades blancas tienen un potencial aromático diferente a las variedades tintas, con mayor carácter afrutado y floral.
Estos trabajos se han llevado a cabo en el marco de una tesis doctoral de la Universidad de La Rioja realizada por Maite Rodríguez Lorenzo, merecedora de la más alta calificación, titulada 'Estudio del origen genético de la variedad de vid Garnacha Blanca, de su diversidad fenotípica y de los efectos moleculares asociados a la variación en el color de la uva', que se ha desarrollado conjuntamente en el Instituto de Ciencias de la Vid y del Vino (ICVV) y en la Sección de Viticultura y Enología del Gobierno de Navarra (EVENA).