El origen geográfico de esta vinífera es incierto. Hoy por hoy no se puede categorizar con certeza absoluta de dónde es originaria la Garnacha. Pero sí se puede constatar su enorme importancia en la historia del cultivo de la vid y su huella destacada en regiones donde se elabora vino desde la antigüedad, como es el Valle del Ebro, donde se ubica Navarra.
Las vicisitudes registradas a lo largo de la historia en Navarra, han forjado el singular carácter vitícola de esta zona de producción. Desde el punto de vista de las variedades utilizadas, la proporción de cada una de éstas se ha ido modificando en cada época en función de los avatares y sucesos de cada momento. Sin embargo, en este devenir histórico, la Garnacha ha estado siempre presente, bien de manera mayoritaria, bien de modo complementario, hasta el punto de formar parte del patrimonio vitivinícola de esta región.
En 1892 se detecta la filoxera en Navarra, plaga que provocará de nuevo la renovación de la totalidad de la viña. El comienzo del siglo XX, con la crisis económica y social percutiendo de forma machacona en las pequeñas explotaciones, con los precios agrícolas por los suelos y los vinos sin poder salir de la bodega, va a coincidir temporalmente con la reconstitución filoxérica. Es el comienzo del declive de la viticultura que durará hasta bien entrado el siglo XX.