La sociedad pública INTIA organizó el pasado 7 de noviembre en Olite una Jornada centrada en las últimas tendencias para cultivos en invernaderos. La actividad congregó a 25 personas del sector, quienes pudieron conocer de primera mano innovaciones en materiales de cubierta, control ambiental, control biológico de plagas y biodesinfección de suelos mediante enmiendas orgánicas.
Luis Orcaray, de INTIA, abrió la sesión dando la bienvenida a los y las asistentes y presentó la programación del evento. A continuación, Juan José Magán, director de tecnología de invernaderos de la Fundación Grupo Cajamar, expuso las actividades que la Fundación realiza en apoyo a la agro-sostenibilidad, tecnología del invernadero, bioeconomía, y alimentación y salud.
La primera presentación, a cargo de Corpus Pérez, técnica de la Estación Experimental Cajamar, abordó el control biológico de plagas en cultivos protegidos. Explicó cómo, en Almería, con más de 33,000 hectáreas de cultivos invernados, el control biológico es la práctica dominante. Destacó que el cambio climático y la simplificación del paisaje agrícola son factores que agravan las plagas y señaló la eficacia de usar organismos vivos para combatir otras especies vivas no deseadas.
Juan José Magán continuó con una presentación sobre las tendencias en materiales de cubierta para invernaderos, como plásticos flexibles y vidrio con desarrollos tecnológicos innovadores. Explicó que estos materiales deben cumplir con características específicas como alta transparencia, óptimo espectro de luz, resistencia mecánica, y un adecuado comportamiento frente a la condensación y acumulación de polvo.
La jornada concluyó con una presentación de Santiago Larregla, doctor e investigador de Neiker-Tecnalia, sobre técnicas de biodesinfección en cultivos protegidos para controlar enfermedades de suelo como nematodos y fusariosis. Larregla explicó prácticas como la solarización, biofumigación y biosolarización, y resaltó que la biodesinfección con estiércol fresco y residuos agroindustriales (aquellas enmiendas que aportan carbono lábil) mejora el control de nematodos y hongos, incrementando la fertilidad y actividad biológica del suelo. Aunque los costes de estas prácticas son mayores que la desinfección química, su efectividad es superior.
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