La presencia de Lobesia botrana dentro de Navarra puede considerarse plaga en todas las zonas de cultivo de la viña, afectando al rendimiento, pero sobre todo a los parámetros de calidad de la uva. No es un problema nuevo pues la polilla del racimo ya aparece esculpida en el pórtico del siglo XIII de la iglesia de Santa María la Real de Olite (foto izquierda), que es la representación más antigua de los trabajos y plagas de una viña medieval. Lo que sí han cambiado son los métodos de lucha y control.
En la actualidad, las estrategias en la lucha contra la plaga de la polilla de la vid (Lobesia botrana) van desde la utilización de métodos culturales, control autocida (sin desarrollo en la actualidad), control microbiano (Bt) y control biotécnico (confusión sexual), aunque en Navarra el método más empleado es la lucha química.
La importancia de la confusión sexual como medio de control de la polilla del racimo ha ido incrementándose durante los últimos años por ser un método efectivo y alternativo a la lucha química, por tanto compatible con la gestión integrada de plagas. Actualmente, se estima que la superficie de viñedo en la que se emplea este método de control supera las 80.000 ha en España, menos del 9% del viñedo nacional, y 4.500 ha en Navarra, siendo aproximadamente el 25% de la superficie total que ocupa el viñedo en la Comunidad Foral.
En el año 2014, la Sección de Viticultura y Enología del Gobierno de Navarra (EVENA) inició una serie de ensayos para evaluar la eficacia de una nueva generación de difusores elaborados con productos biodegradables, más respetuosos con el medio ambiente, en colaboración con la casa comercial Biogard-CBC, en el marco del Proyecto LIFE AGROintegra.
Este artículo presenta los resultados obtenidos en estos seis años de experimentación.