Los limacos o babosas son moluscos gasterópodos pulmonados, de hábitos terrestres y sin concha. Cuando se arrastran dejan como huella de su paso una abundante baba, material que delata su presencia tanto en el suelo como sobre las plantas. Su impacto sobre los cultivos extensivos varía, pero si se dan las condiciones adecuadas puede resultar una plaga. Siempre es necesario hacer un seguimiento para evaluar su comportamiento y prevenir daños.
La actividad de los limacos depende en gran medida de las condiciones climáticas como la temperatura, la humedad ambiental y la humedad del suelo. Muestran dos picos de desarrollo, uno en primavera y otro en otoño, correspondientes a dos generaciones. En general, el final de la generación se produce con la muerte de los limacos. Pasan por varios estadios desde huevo hasta adulto y en cada fase presentan una resistencia diferente a la temperatura. En general, se puede decir que los huevos y los primeros estadios (juveniles) son los más resistentes a las bajas temperaturas. Es importante tener en cuenta las condiciones climáticas para hacer una previsión de la campaña y del nivel de daño que los limacos puedan causar a los cultivos.
En el artículo, la Estación de Avisos de INTIA da las pautas para hacer un seguimiento y evaluar su comportamiento así como prevenir daños en cultivos.